En la noche del lunes, Patricia Cocircino, concursante puertorriqueña de La Casa de los Famosos, fue expulsada del programa.

Esta salida no causó molestias entre sus compatriotas boricuas; por el contrario, desató una celebración.

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En las redes sociales, muchos expresaron su alegría por su partida, especialmente debido a los conflictos que había tenido con Maripily, otra concursante muy querida.

Un vídeo se hizo viral mostrando a la gente celebrando en un famoso local en Hato Rey, donde antes se había festejado la permanencia de Maripily.

La hostilidad hacia Cocircino se fundamenta en las tensiones generadas por sus acciones dentro del programa.

Los problemas entre Cocircino y Maripily empezaron poco después de la entrada de Patricia a la competencia.

A pesar de la cálida bienvenida de Maripily, Patricia supuestamente traicionó a su compañera y le hizo la vida difícil.

Maripily, quien ya había ganado el aprecio del público, había mostrado generosidad al llevar a Cocircino a la suite del líder cuando ganó un desafío.

Sin embargo, la situación cambió drásticamente cuando Patricia se alió con Lupillo Rivera, quien tenía conflictos con Maripily desde hace tiempo.

La estrategia de Patricia era clara: quería expulsar a Maripily del programa, argumentando que no merecía seguir compitiendo debido a su comportamiento.

Esta táctica no solo creó división en el grupo, sino que también avivó la animosidad de los espectadores hacia Cocircino.

Aunque algunos concursantes participan en este tipo de programas con tácticas competitivas, la manera en que Patricia manejó las cosas resultó en una falta de apoyo por parte del público boricua.

Es evidente que la popularidad de Maripily entre los puertorriqueños fue un factor determinante en la actitud hacia Cocircino.

Maripily, desde el inicio del reality en enero, había ganado el cariño y el respeto de la audiencia, mientras que Patricia se vio cada vez más aislada debido a sus decisiones y alianzas.

Al final, el desenlace de su eliminación fue una consecuencia directa de sus acciones y la percepción del público.

El caso de Patricia Cocircino sirve como ejemplo de cómo las dinámicas de competencia pueden influir en la percepción pública de los participantes.

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