El 14 de septiembre de 2017 marcó un punto de quiebre para Lili Estefan, quien, vistiendo de rojo y con emociones palpables, anunció la separación de su esposo Lorenzo Luaces, tras casi tres décadas de relación.

La presentadora cubana solicitó discreción y respeto, revelando que este era el dolor más grande que había experimentado.

En una entrevista con Tanya Charry un año después, Estefan confirmó que la ruptura se debió a la infidelidad de Luaces, quien fue captado con otra mujer, y ambos fueron chantajeados con las imágenes.

En julio pasado, reveló que firmó el divorcio en enero de este año, compartiendo cómo la paz regresó a su corazón y las lecciones aprendidas tras la separación, especialmente durante la pandemia.

Durante el estreno de ‘Red Table Talk: The Estefans’ el 7 de octubre pasado, Lili confesó la ilusión que tenía sobre su vida perfecta y cómo la realidad la sorprendió.

Su hija, Lina Luaces, también participó, compartiendo cómo vivió la separación de sus padres.

El deseo de Lili a su es esposo

En una reciente entrevista con la revista ¡Hola! USA, Lili Estefan habló sobre su nueva etapa como mujer soltera y envió un mensaje de buenos deseos a Lorenzo Luaces.

A pesar de la dificultad de los días posteriores y la necesidad de mantener una sonrisa en su trabajo diario, Estefan ha logrado encontrar paz y desea sinceramente la felicidad a su ex.

En cuanto al mutismo de Luaces, Estefan sugiere que podría sentir vergüenza o estar abrumado por la responsabilidad.

Aunque la familia se rompió, Estefan recalca que no ha perdido la fe en el amor y la importancia de la familia.

A pesar de la pérdida de comunicación con algunos familiares de Luaces, ella destaca que la separación no significa el fin de la familia.

Al ser cuestionada sobre si su exesposo le pidió volver, Lili es firme en su respuesta, indicando que jamás sucedió.

A pesar del cierre de su historia de amor de 28 años, Estefan ha dejado claro que sigue valorando el amor y la familia, encontrando tranquilidad y disfrutando de su libertad en el presente, sin considerar una nueva pareja hasta que sus hijos hayan establecido sus vidas.